Equinoccio de Primavera
Conectando con lo cósmico y universalLa palabra Equinoccio proviene del latín “aequinoctium”, que significa noche igual. El Equinoccio es el momento en el que el Sol se encuentra sobre el ecuador terrestre provocando las mismas horas de día que de noche, y desde antaño, este momento que se repite dos veces al año, ha sido un evento de vital importancia para los humanos.
Las religiones antiguas, basadas en la observación de los astros y la naturaleza, celebraban esta festividad con ceremonias, rituales y actos sagrados para que así, a través de ellos, pudieran conectar de una manera profunda y real con lo universal, con lo cósmico, con el cielo… pudiendo vivir en ellos esta realidad.
Muchas de las antiguas civilizaciones como la griega, la romana, la cultura celta… tenían mitos y leyendas que representaban el retorno de deidades que habían estado en el mundo de los muertos para llegado este momento, volver al mundo de los vivos. Es por eso, especialmente en el Equinoccio de Primavera, que se celebra el renacimiento y renovación.
En el mundo griego, en Eleusis, llegada la primavera se celebraban los misterios menores con el mito de Deméter y Perséfone, completamente ligado a la tierra, a la agricultura, y que fueron la base de la escuela iniciática de Occidente.
Encontramos a Ostara, diosa germánica, diosa de la primavera. Su raíz etimológica coincide con Easter, Pascua en inglés, que, además vincula a la diosa con su animal sagrado, el conejo, símbolo de fertilidad, y su atributo, el huevo, ambos muy presentes en la Pascua.
Estas fiestas “paganas” estaban cargadas de gran significado, pues el equinoccio lleva implícito el equilibrio, el punto medio, la androginia entre la luz y la oscuridad, era el tiempo de resurgir, de volverse a activar después de la muerte del invierno.
Hoy en día, está volviendo a recuperarse las celebraciones de estos momentos solares tan importantes, pues estamos llamados a volver a conectar con lo esencial. La primavera es uno de estos momentos, pues toda la tierra está llamada al despertar, al renacer, a iniciar un nuevo ciclo. Así pues, podemos aprovechar este equinoccio en donde la luz y la oscuridad encontraran un efímero equilibrio por unos instantes, para resolver su eterna dualidad, en este caso, con la victoria de la luz, para llenarnos de esta nueva vitalidad, ilusión y fuerza para iniciar un nuevo ciclo.
Ejercicio:
Busca un lugar tranquilo, si puede ser con presencia de elementos naturales como flores, árboles, agua circulando…, siéntate cómodamente, cierra los ojos y manteniendo la columna recta, inicia una respiración sutil y continua por unos 5-10 minutos, sin hacer nada más que una respiración consciente. La primavera tiene que ver con el elemento aire, así podrás armonizarte con ella de una manera fácil y fluida. Cuando te sientas tranquil@, conecta con la energía de tu alrededor empezando por la tierra, continúa sintiendo todo lo que te rodea para acabar conectando con el cielo, y especialmente con el sol. Por unos minutos, siente como formas parte de la tierra y del cielo, en este su encuentro amoroso y nupcial, para iniciar algo nuevo con fuerza.
Cuando sientas esta energía, siente qué es lo que quieres iniciar nuevo en tu vida, qué quieres que nazca en ti y crezca a partir de ahora.
Siente como la fuerza de la Naturaleza te apoya en tu nuevo propósito y llénate de esa energía que te rodea.
Tómate el tiempo que necesites para llenarte de este momento cósmico entre la tierra y el cielo, y toma consciencia, que tal como es abajo, es arriba, tal como es en pequeño, es en grande. Así pues, deja que este momento tan especial quede vibrando en tu interior.
Cuando quieras terminar, simplemente da las gracias al cielo, a la tierra, a la vida, a tu alma… y realiza tres respiraciones profundas para cerrar la energía en ti y dar por concluido el ejercicio.
¡Feliz Renacer en este Equinoccio de Primavera!